San Lázaro era conocido por su compasión y bondad hacia los enfermos y los que sufrían. Su fiesta se celebra el 17 de diciembre en honor a su desinteresada dedicación a ayudar a los demás.
Había una vez un hombre pobre llamado Lázaro que vivía en un pequeño pueblo. Sufría de una terrible enfermedad que hacía que su piel se cubriera de llagas, y no podía trabajar ni mantenerse a sí mismo. A pesar de sus aflicciones, Lázaro siguió siendo un fiel servidor de Dios y oraba diariamente por el alivio de su sufrimiento.
Un día, un grupo de viajeros llegó al pueblo, incluido un hombre llamado Jesús, que había oído hablar de la difícil situación de Lázaro. Cuando Jesús vio a Lázaro, tuvo compasión y extendió la mano para tocarlo. Inmediatamente, Lázaro fue sanado de su enfermedad y se levantó alabando a Dios por su curación milagrosa.
A partir de ese día, Lázaro dedicó su vida a servir a Dios y ayudar a los enfermos o necesitados. Se hizo conocido como un símbolo de esperanza y curación, y su historia ha inspirado a innumerables personas a seguir sus pasos.
Hoy, honramos a San Lázaro en su fiesta y pedimos su intercesión mientras buscamos sanación y fortaleza en nuestras propias vidas.
Oramos por los que están enfermos y sufriendo, para que puedan encontrar consuelo y sanación a través de la gracia de Dios. Que el ejemplo de compasión y servicio de San Lázaro nos inspire a ser instrumentos del amor de Dios en el mundo, y que siempre recordemos el poder de la fe y la oración para llevar esperanza y sanación a los necesitados. Amén.