San Simón fue un devoto discípulo de Jesucristo, siguiéndolo a lo largo de Su ministerio y difundiendo Su mensaje de amor y esperanza a todos los que quisieran escuchar. En su día conmemorativo, recordamos su fe inquebrantable y su dedicación para difundir las buenas nuevas del evangelio.
De joven, Simón era pescador en Galilea. Un día, conoció a Jesús e inmediatamente se sintió atraído por sus enseñanzas. Dejó su vida de pescador para convertirse en discípulo, dedicándose a servir al Señor y compartir su mensaje con los demás.
Simón era conocido por su firmeza y devoción a Jesús. Lo siguió hasta el final, incluso cuando eso significaba arriesgar su propia vida. Estuvo presente en la Última Cena y fue uno de los primeros en presenciar la resurrección.
Hoy, honramos a San Simón por su fe inquebrantable y su compromiso de difundir el mensaje del evangelio. Oramos por la fuerza para seguir sus pasos, para ser valientes y dedicados a compartir el amor de Jesús con todos los que conocemos.
Querido Señor, te damos gracias por la vida y el testimonio de San Simón. Que tu ejemplo nos inspire a ser fieles y dedicados discípulos de Jesucristo, llevando su mensaje de amor y esperanza a todos los que lo necesitan. Ayúdanos a ser firmes en nuestra fe, incluso ante la adversidad, y a no cansarnos nunca de compartir Tus buenas nuevas con los demás. Amén.