Santo Isidro fue un labrador que vivió en Madrid durante el siglo XI. A pesar de sus orígenes humildes, se hizo conocido por su fe inquebrantable y su devoción a Dios. Su fiesta se celebra el 15 de mayo, día en que personas de todo el mundo honran su legado y oran por su intercesión.
Como agricultor, Santo Isidro pasaba sus días cuidando la tierra y ayudando a los demás. Era conocido por su bondad y su voluntad de dar a los necesitados. Solía compartir sus cosechas con los pobres y siempre estaba allí para ofrecer una mano amiga a cualquiera que lo necesitara.
Un día, mientras San Isidro araba sus campos, escuchó una voz que lo llamaba. Miró a su alrededor pero no vio a nadie. Luego escuchó la voz nuevamente, diciéndole que fuera a la iglesia cercana. Al llegar, tuvo una visión de la Virgen María y el niño Jesús. Le dijeron que había sido elegido para ser santo y que sus oraciones serían poderosas y efectivas.
San Isidro quedó impresionado por esta experiencia y pasó el resto de su vida difundiendo el mensaje del amor y la misericordia de Dios. Llegó a ser conocido como un obrador de milagros, y muchas personas acudían a él en busca de sanación y guía espiritual.
Hoy, en su fiesta, recordamos a San Isidro y sus múltiples aportes a la Iglesia. Oramos para que podamos tener el mismo tipo de fe y devoción que él tuvo y que podamos ser inspirados por su ejemplo para ayudar a los necesitados. Pedimos tu intercesión en nuestras propias vidas, para que podamos experimentar el poder de tus oraciones y la gracia del amor de Dios. Amén.