Santa Mónica fue una cristiana devota que vivió durante el siglo IV d.C. Es conocida por su fe inquebrantable en Dios y su amor inquebrantable por su hijo, San Agustín. El Día de los Caídos en Santa Mónica se celebra el 27 de agosto y es un día para recordar su fe, su devoción y su amor por Dios.
La historia de Santa Mónica es una de perseverancia y fe inquebrantable. Estaba casada con un pagano llamado Patrick, que a menudo le era infiel. Mónica oró por su conversión y pasó muchos años ayunando y orando por él. Su fe fue probada cuando su hijo, Agustín, se alejó del cristianismo y se hizo seguidor de la religión maniquea. Monica siguió orando por su hijo a pesar de que él rechazaba el cristianismo y vivía una vida de inmoralidad.
A pesar de los desafíos que enfrentó, Santa Mónica se mantuvo firme en su fe y amor por Dios. Sus oraciones finalmente fueron respondidas y tanto su esposo como su hijo se convirtieron al cristianismo. Agustín se convirtió en un teólogo de renombre, y la fe y el amor inquebrantables de Mónica inspiraron a muchos.
En el día conmemorativo de Santa Mónica, recordamos su perseverancia y devoción a Dios. Oramos para que podamos tener la misma fe inquebrantable y el mismo amor por Dios que tuvo Santa Mónica. Oramos por fortaleza para perseverar a través de los desafíos y dificultades de la vida, y por la gracia de seguir confiando en Dios incluso cuando las cosas parecen imposibles.
Santa Mónica, ruega por nosotros, para que tengamos la misma fe inquebrantable y el mismo amor por Dios que tuviste. Ayúdanos a perseverar a través de los desafíos de la vida ya confiar en el plan de Dios para nosotros. Que tu ejemplo nos inspire a ser siervos fieles y devotos de Dios, y que algún día nos unamos a ti en el reino celestial. Amén.