Había una vez una mujer llamada Elena que vivía a principios del siglo IV. Fue la madre del emperador romano Constantino, y se dice que tuvo un profundo impacto en su vida y en su eventual conversión al cristianismo.
Helena misma era una cristiana devota, y después de que su hijo se convirtiera en emperador, peregrinó a Tierra Santa para visitar los lugares donde Jesús había caminado y buscar la Cruz Verdadera, la cruz en la que Jesús fue crucificado. Cuenta la leyenda que Helen fue guiada por un sueño a la ubicación de la Vera Cruz, y trabajó incansablemente para excavar el área hasta que la encontró.
El descubrimiento de Elena de la Vera Cruz fue un momento significativo en la historia cristiana y consolidó su lugar como una santa amada en la fe cristiana. Su día conmemorativo se celebra el 18 de agosto, y es un día para honrar su devoción y fe inquebrantable.
En este día, ofrecemos una oración a Santa Elena, pidiendo su intercesión y guía en nuestros propios caminos espirituales:
Querida Santa Elena, te honramos este día por tu fe inquebrantable y tus esfuerzos incansables por descubrir la Verdadera Cruz. Pedimos tu intercesión en nuestros propios caminos espirituales, para que tengamos el coraje y la dedicación de seguir tus pasos y buscar la verdad del amor de Cristo.
Guíanos, Santa Elena, mientras navegamos por los desafíos y las tentaciones de este mundo. Ayúdanos a recordar que nunca estamos solos, que Cristo siempre está con nosotros y que tu ejemplo de fe y devoción puede inspirarnos a ser mejores y más fieles seguidores de Cristo.
Que tu memoria sea una bendición para todos nosotros, Santa Elena, y que siempre busquemos honrar tu legado viviendo una vida de fe, amor y servicio. Amén.